MÉXICO, país de migrantes ante migrantes

Seguro me lees desde un lugar muy parecido a donde te escribo, quizá tomándote un café o mientras comes los chilaquiles que no tuviste tiempo de hacer y encargaste a tu departamento. Hay probabilidad de que hoy al despertar tu alarma haya sonado un par de veces hasta que lograras pararte, preguntándote a ti mismo si realmente vale la pena ir a trabajar o a estudiar y ese largo camino y trafico que tienes que soportar, tu y yo tenemos mucho en común y lo se porque a pesar de no conocerte ni tu a mi, el hecho de tomarte el tiempo de leer algo que de titulo lleva el nombre de tu país, es porque te preocupa, mucho o poco, pero lo hace, igual que a mi.
Yo al igual que tú, también tuve muchas cosas que pensar al enterarme de la caravana migrante que entró a nuestro país el pasado 13 de octubre y no tardé ni un segundo en entrar a las redes para saber opiniones en general, leí cosas como “ Malditos maleantes infiltrados”, “No tenemos ni agua para nosotros, que esperan que haya algo para ellos”, “¿Por qué México con su larga lista de problemas tiene que solventar todavía lo peorcito de Guatemala, El Salvador y Honduras?” Entre muchas cosas más.
Tiene sentido, México es un país tercermundista en donde 4 de 10 habitantes viven en la pobreza y la tasa de desempleo crece constantemente. ¿Cómo podrá el país sustentar a toda esta gente, cuando a la vuelta de nuestra casa viven personas con carencias enormes? ¿El hecho de haber roto la ley para entrar será razón suficiente para creer que no la seguirán a lo largo de su camino? ¿el que haya algunos de ellos buscando violencia y vandalismo descartará la posibilidad de que en estos miles de personas vengan familias, hombres trabajadores y mujeres con ganas de salir adelante?
Recordemos los juicios de Trump hacia nosotros los mexicanos, diciéndonos vándalos, país de malcriados, violadores y criminales. Porque sí, muchos de nuestros co-nacionales han entrado al país vecino, rompiendo la ley y aunque muchos han aportado al mismo y han trabajado día y noche para mantener a su familia, tristemente también hay quienes no se han cansado de romper leyes y crecer la violencia. Esto, para el presidente estadounidense es suficiente para generalizar y creer que todo mexicano es un “bad hombre” que debe irse de su país y quedarse tras un muro. Y es aquí donde me cuestiono, si tan enojados estamos por este trato, ¿no será incongruente estar exactamente en la misma posición contra el migarte centroamericano?
Estoy segura que no solo somos tú y yo quienes tenemos mucho en común, así como hoy por la mañana pensamos si valdría la pena despertar para las horas en el tráfico, el estudio o el trabajo, hoy uno de esos migrantes despierta en las calles, de las pocas horas de sueño que tuvo, con frío, con hambre, el no tiene su café de la mañana y mucho menos chilaquiles, pero si tiene un largo camino detrás y un largo camino por delante y el también se pregunta si merecerá la pena seguir caminando para encontrar, en algún punto del camino, un trabajo digno y estudios para sus hijos y aunque su recorrido es a pies descalzos, con deshidratación y expuesto a la violencia no deja de hacerlo. Y así como a ti y a mí nos resulta difícil cumplir con lo que tenemos que hacer para salir adelante cada día, este hombre hace todo esto por todo menos por gusto, porque su hambre, su paz y su familia valen cada kilómetro que tenga que caminar.
Me queda claro que se necesita un filtro y un registro para los migrantes que quieran quedarse en este país y que pretendan no solo salir adelante pero aportar a México. La tierra es de quien la trabaja y todo aquel que este dispuesto a encargarse del país, propongo, debería ser bienvenido.
Porque tú, yo, el migrante mexicano, el migrante hondureño, salvadoreño, y guatemalteco, lo mas importante que tenemos en común es el ser humanos y por el simple hecho de serlo el derecho a trabajar es de aquel que quiera y busque hacerlo bien y honestamente, porque vale la pena despertarte temprano, el tráfico y el estudio, así como valen la pena los kilómetros recorridos, las caminatas descalzas, el frío, el hambre si al final alguien creerá en ti y te dará una mano para salir adelante.