MÉXICO MÍO

México mío, me hundo en tus raíces,
en el verdor de tus campos yo me pierdo
y contigo río si alegre ríes.
Si lloras, con tu gente lloro,
porque te llevo en mí y tú me imprimes
el esfuerzo de vivir con nuevos bríos
y me das oportunidad de repetirte
que eres la causa de mis desvaríos.
Aspiro el aroma de tus flores
desmayadas por los calores del estío,
admiro de tu cielo los colores
y me baño en tus playas y en tus ríos.

A través de mi diaria trayectoria
te descubro entre gozos y dolores
porque para mí tu gran historia,
tus triunfos, tus héroes, tus honores,
son importantes y es para mi notoria
la importancia de tus gestas y tus glorias,
porque en ti nací y porque en el estío
de mi vida breve, hoy te contemplo,
majestuoso gigante en el vacío
de mi diario existir; siempre recuerdo
los jardines llenos de fragancias
que pueblan tu importante geografía;
cuerno fecundo de abundancia
y de inmensa riqueza de la tierra mía.
Quiero decirte México, mi hermano,

que el vivir contigo no ha sido en vano,
porque soy parte de ti y eres soberano
arquitecto de tu majestuosa orografía,
con sus volcanes y sus montes bravíos.
Navega por tus mares mi navío
y por las aguas tranquilas del océano,
pleno de olas y espumas argentadas,
he contemplado absorta y asombrada
del ocaso de tu sol las pinceladas
con que se desmaya la tarde en el estío.
Quisiera aprisionarte entre mis manos
y en un puño encerrar mis alegrías,
confundidas con las penas y el desgano
de abandonarte y dejar un día vacía
tu enorme casa, original arcano
en el que fui encerrando ilusiones, fantasías,
primaveras, otoños y veranos,
vividos en desgaste cotidiano
sabiendo que sin ti me moriría.

México de mis padres y mi hermano,
parte importante de la vida mía,
a ti te dedico este cantar ufano
pleno de admiración por tu valía.
Gracias por permitirme crecer sano
y ser de mi vida firme guía,
hoy te pido México, mi hermano
que me concedes hasta mi último día
vivir y morir en este tu suelo mexicano.