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ESTADÍSTICAS A NOMBRE PROPIO

A raíz de todas las amenazas, retos y condicionamientos absurdos que está viviendo México, cualquiera que esté pendiente de los medios de comunicación de cualquier tipo que estos sean, puede elaborar sus propias estadísticas, a nombre propio, sin esperar a que sean publicadas por las reconocidas empresas que a esto se dedican.


Si lo pensamos bien, lo primero que salta a la vista es que tras cada número estadístico hay un rostro, una historia, una vida, una persona. Ninguna es igual a la otra, aunque sus desgracias sean similares.

De entrada, ninguna relata su experiencia quejándose por lo que va a perder, o por el miedo que siente ante las amenazas reales, sino dando gracias porque aún pueden defender sus sueños y aspiraciones más legítimas: tener una vida mejor que la que tenía en nuestro país. Su dimensión espiritual es innegable.


Llama la atención también la enorme capacidad de amar que hay detrás de cada una de ellas: nadie habla en primera persona, todas piensan en su familia, en sus vecinos, en su comunidad. Esa es su verdadera preocupación y angustia.

El ser humano sufre, no sólo siente el dolor del embate bestial de su entorno.


¡Y como no tomar en cuenta en estas estadísticas la reacción de la población migrante, ya pasado el primer impacto y recuperada la plena conciencia de la realidad! Se puede decir que el 90% de los afectados ha decidido de manera libre y responsable, trabajar codo con codo en la defensa de su estatus migratorio y demostrar con hechos que su permanencia ha beneficiado también al país en que han decidido vivir, a pesar de que cuando mucho, un 10% de esa población, haya actuado en contra de las leyes, arrojando así una sombra sobre todos los que se esfuerzan por prosperar y permanecer.


Los migrantes son personas valientes, que se arriesgaron un día a cruzar fronteras por lograr sus sueños, sus legítimas aspiraciones, con arrojo, con penurias y privaciones, que dieron todo, literalmente, con tal de lograr mejores oportunidades y bienestar que las que tienen en su país de origen. Esto ha sido un hecho desde que en todas las civilizaciones y etapas de la historia se ha dado. Es una realidad que cuesta entender porque pocos nos hemos visto en esas circunstancias.


Y como dicen que las estadísticas no mienten, los que actúan mal, que con su pan se lo coman. Tarde o temprano ese 90% de números estadísticos, migrantes dignos sin rostro ni nombre, pero que viven luchando por su bienestar y superación, será el impulsor de una ejemplar migración totalmente humana: resurgirá el migrante mexicano.

Así nos dan ejemplo. No tengamos duda.



Conoce a Laura Costas.

Mexicana de corazón, comprometida  con mi país. Compartamos valores, tradiciones, cultura, arte, bellezas naturales de nuestro querido México.

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